La política federal de EE .UU. ha apoyado la generación de bajas emisiones de carbono desde al menos 1992, cuando se promulgó por primera vez el Crédito Fiscal a la Producción de Energía Eólica (PTC, por sus siglas en inglés). El mecanismo hermano de apoyo a la energía solar, el Crédito Fiscal a la Inversión (ITC, por sus siglas en inglés), se promulgó por primera vez en 2005. Después de más de 30 años de apoyo, la participación de los combustibles fósiles en la generación de energía de EE. UU. alcanzó un máximo en abril de 2008 del 71,6% (medida en un promedio de 12 meses). La participación fósil alcanzó un mínimo del 59,1% en octubre de 2022. Esto representa una disminución de la participación de 12,5 puntos porcentuales en 14 años. A esta velocidad tomará hasta el 2090 para alcanzar una generación de cero neto.
La generación de combustible fósil se ha mantenido estable en los últimos cuatro años, como se muestra en el gráfico a continuación. El progreso de la descarbonización se ha ralentizado pese a la continua construcción de enormes parques eólicos en el centro del país y de una rápida expansión de la generación solar. Las razones de la aparente ralentización del progreso son dos: el aumento de la demanda y la disminución de la generación de energía hidroeléctrica y nuclear.
Generación de EE. UU. por carbono cero (verde) y combustibles fósiles (gris) (promedio mensual de MW)
Del gráfico anterior se desprende claramente que la línea verde de generación cero neto está subiendo; sin embargo, este aumento no va acompañado de una disminución de la línea gris de generación de fósiles en los últimos cinco años. El aumento de la demanda está contrarrestando el aumento de la generación de carbono cero y manteniendo la generación fósil en un nivel constante. Un análisis más detallado muestra también que la generación de carbono cero aumenta más lentamente de lo que supondría la expansión de la generación solar y eólica. Esto se debe a que la generación hidroeléctrica y nuclear ha disminuido debido al cierre de plantas generadoras y los efectos derivados de las prolongadas sequías en el Oeste. Sin este efecto, la generación de carbono cero en EE. UU. habría sido en torno a 12 GW superior a la actual y la demanda de combustibles fósiles en Estados Unidos se habría reducido en la misma cantidad.
Consumo de gas para electricidad (bcf/día) vs. demanda de energía fósil (GW)
Los puntos de datos son un promedio móvil de 365 días
El gráfico anterior muestra la demanda de energía fósil en la red de EE. UU. (eje x) durante los últimos cinco años. La demanda cayó desde el tercer trimestre de 2019 hasta el cuarto trimestre de 2020, pero desde entonces se ha recuperado y se ha mantenido estable en torno a 277GW en promedio desde el cuarto trimestre de 2021. Esto refleja el aumento de la demanda total de energía en el sistema, gran parte de la cual procede de las nuevas instalaciones de minería de criptomonedas y el lento crecimiento de la generación neta cero total en los últimos cuatro años, como se mencionó anteriormente.
Sin embargo, podemos observar en el gráfico que la participación del gas en la combinación de combustibles fósiles ha aumentado significativamente (eje y). Esto significa que la intensidad de carbono en la generación con combustibles fósiles está disminuyendo, ya que la generación con gas emite aproximadamente la mitad de CO₂ por MW que emite la generación con carbón, lo que nos está permitiendo seguir descarbonizando la red eléctrica de EE. UU.
Un cambio total de la generación de carbón restante al gas natural resultaría en que el sector eléctrico de EE. UU. emitiera alrededor de un 35% menos de carbono que en la actualidad, sin embargo, tendría enormes consecuencias para el sector de gas de EE. UU.
El cambio a una energía de combustibles fósiles alimentada en un 100% con gas, a un nivel constante de la demanda total de energía fósil, requeriría que los productores de gas de EE. UU. aumenten su producción en torno al 20%, lo que provocaría un significativo aumento de la volatilidad en los precios del gas. Esto se debe a que la capacidad de cambiar entre el carbón y el gas genera un efecto de amortiguación significativo en los aumentos de precios del gas.
La solución más práctica para cumplir los objetivos de descarbonización es que el consumo de gas se mantenga estable, o aumente un poco, a medida que disminuye la necesidad total de generación fósil. La Ley de reducción de la inflación de 2022 probablemente aumente considerablemente la inversión en energía renovable en EE. UU., lo que derivaría en una gran reducción de la demanda de energía de combustibles fósiles, pero solo si la demanda de energía de EE. UU. no aumenta significativamente, las plantas nucleares siguen en línea y vemos cierta recuperación en la generación de energía hidroeléctrica.
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